Leandro Romagnoli, el conductor mimado del Cabezón, es el suplente de lujo del equipo. Arrancó como la gran figura de San Lorenzo, pero ahora juega muy poco.
Lo saca. Romagnoli es suplente frente a Lanús por primera vez en el Apertura. Lo pone. Romagnoli es titular ante River porque Sebastián Abreu está lesionado. Y lo vuelve a sacar. Romagnoli se sienta en el banco otra vez contra Vélez. Oscar Ruggeri le quitó el registro de golpe. Ahora el Pipi no maneja como antes. Se choca con una realidad a la que no está acostumbrada: suplente. El pibe dejó de ser el conductor de San Lorenzo en el campeonato. Para encontrar las razones de su repentina salida se apunta a los malos resultados del equipo, a la falta de juego en la zona de creación, a su bajo rendimiento en el último tiempo, a...
Los argumentos de los que se agarró el Cabezón deben ser fuertes. Sobre todo por un concepto. "Si no se pone techo, será uno de los mejores jugadores del país. Para San Lorenzo va a ser muy difícil poder retenerlo", comentó Ruggeri en su momento. Entonces, que ahora no salga a la cancha desde el comienzo sorprende. ¿Es una cuestión física? El Pipi no se lesionó nunca en lo que va del Apertura y en los entrenamientos hace el esfuerzo del resto de sus compañeros, aunque le cuesta mantener el ritmo todo el partido (sólo an te Newells, por la segunda fecha, y contra Huracán, por la sexta, jugó los 90 minutos). No en vano, en la pretemporada, Ruggeri planeó un trabajo especial para mejorar su masa muscular.
¿Es una cuestión táctica? En ese sentido, cuando el técnico lo probó como media punta en el debut contra Gimnasia La Plata, Romagnoli estuvo perdido, no pudo entrar en contacto con la pelota y su actuación fue pobre, por más que el pibe respetó la posición en la cancha. Quedó claro que el puesto no era para él. El Cabezón se dio cuenta a tiempo y lo ubicó donde más le gusta: de enganche. Sin embargo, tampoco hubo respuesta. Porque excepto la gran actuación frente a Almagro, lo otro fue más de lo mismo. Impotencia por tirar un caño, una gambeta, un pase y que nada le salga. No está bien con la pelota y encima los cambios de esquema no lo favorecen. Se pierde. Para peor, el cuadro de situación agudiza si el equipo juega fuera del Nuevo Gasómetro. "No es el mismo cuando somos visitantes. Pierde protagonismo", contó un allegado al plantel. ¿Es una cuestión futbolística? Sí.
La sensación es de que el Pipi perdió el puesto y, al menos por el momento, no hay señales de regreso. Y si bien salió para que ingresara Mario Santana, su lugar en la cancha es ocupado por Franco. Un paso en falso y Romagnoli dejó de ser el conductor del equipo. Ahora le toca ir al banco y jugar los amistosos para los suplentes (el viernes lo hizo frente a un combinado de libres). Entonces se entrena para tener una nueva oportunidad con la idea de cumplir con su desafío. "Este año debo consolidarme. Sé que tengo que dejar de ser una promesa para ser el conductor de San Lorenzo y ésa es una responsabilidad bastante importante para mí", contaba el Pipi, cuando era todo un indiscutido...
Martes 10 de octubre de 2000
Fuente: Ole.
Marianela Colipe
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