Leandro Romagnoli volvió a jugar después de seis meses y mostró chispazos de su magia. Aquella rotura de ligamentos en una rodilla ya forma parte del pasado.
ROSARIO (CORRESPONSAL). La gambeta corta no acusó diferencias. Su toque sutil, largo o corto, mantuvo la simpleza de antes. Leandro Romagnoli volvió a jugar oficialmente después de la rotura de ligamentos en la rodilla derecha. Aquella noche del 28 de enero frente a Racing, en Neuquén, el Pipi había entrado en el segundo tiempo con mala suerte: la dura lesión lo marginó del plantel. Pero ayer, la revancha llegó y el pibe demostró que su talento está intacto. Unas pisaditas, tiros al arco, manejo, conducción de equipo. El diez está otra vez.
Cada vez que Romagnoli entró en acción, San Lorenzo funcionó con claridad para llegar al arco de Castellano. De entrada nomás, se sacó dos tipos de encima y tiró con la derecha, pero la pelota rebotó en la espalda de Talamonti. Ya daba indicios de su rápida evolución en este largo tiempo de inactividad. Los trabajos de pretemporada que el Pipi hizo en Mar del Plata fueron la recta final para un regreso esperado por los hinchas, compañeros y, sobre todo, por el cuerpo técnico. "Es tan necesario para nosotros como lo es D''Alessandro para River", apuntaba Ruben Insua antes del partido. Si bien todavía le falta rodaje de partidos para ver su juego lujoso y explosivo, el Ciclón sabe que cuenta con una pieza clave en el armado. Que está presente el generador del fútbol.
Hubo un flash, un momento merecedor de aplausos para el Pipi. A los 36 del primer tiempo, ingresó al área a pura gambeta: uno, dos, tres en el camino, el perfil no lo ayudó para buscar la red, entonces tiró un centro atrás para que el Beto Acosta haga su gracia, pero la bocha quedó corta. De todas formas, la inspiración de Romagnoli fue de lo mejor en Arroyito. En la segunda mitad, Leandro sintió un poco el cansancio, el ritmo del partido. Y las luces se apagaron un poco. El desgaste era casi lógico teniendo en cuenta que el diez sólo hizo dos amistosos y hace apenas dos semanas: frente a Los Andes (3-0) donde marcó un gol de penal, y en la fiesta de presentación del equipo, cuando jugó ante Deportivo Español. Fue poca la puesta en escena para pedir demasiado. Por eso, a 12 minutos del final, el técnico optó por poner al juvenil Walter Montillo (su reemplazante natural). Un chico que el Gallego considera un gran proyecto.
La vuelta de Romagnoli es un impulso para lo que viene. Irá despacio, tranqui, como lo hizo en su recuperación. Pero hay garantías de que San Lorenzo recuperó su manija. El resto de los nuevos dividió entre buenas y malas. La aparición del juvenil Gonzalo Rodríguez parece una variante interesante en la defensa, Mariano Herrón fue el mejor de los estrenos, la tarea del Lobo Cordone no desentonó y José Chatruc no estuvo a la altura del debut. Ahora, la cuestión pasa por darle forma al equipo y esperar la llegada de un marcador central (hay una semana para definir la última incorporación). Al menos, el Pipi puede ser la puerta para encontrar la senda del gol .
Sábado 27 de julio de 2002
Fuente: Ole.
Marianela Colipe