El enganche volvió a jugar tras casi diez meses, hizo un gol ("para mí fue como hacerlo en un Mundial") y se anima a pensar en grande.
viernes 16 de enero de 2004
Se comporta de manera caprichosa el destino. Es que, a veces, juega con imprevisible crueldad. Pero, también es cierto, no siempre condena a la desdicha. Leandro Romagnoli conoce esa dicotomía. Una lesión apagó su estrella hace ocho meses, justo en esa malograda rodilla derecha, víctima de dos operaciones. Pero el miércoles, ante Independiente, protagonizóuna noche perfecta...
"Estoy muy contento. Hacía mucho que no jugaba y, la verdad, fue como volver a vivir". Cuenta sus sensaciones el Pipi, en un mano a mano conClarín, desarrollado en la madrugada de ayer, un rato después de su renacimiento futbolístico: en veinte minutos, mostró sus destellos y se reconcilió con el gol después de tanto tiempo. Y aunque la última vez había sido con gloria, aquel inolvidable gol maradoniano ante Nacional en Medellín, ¿quién puede restarle importancia a ese remate que dejó sin chances a Damián Albil por tratarse de un torneo de verano? "Para mí, fue como hacer un gol en un Mundial", dice Romagnoli, con una ancha sonrisa debajo de su flequillo marca registrada.
En la antesala del vestuario del estadio mundialista, todos felicitaban a este pibe de enorme talento, el heredero de Gorosito. Hasta los jugadores y el técnico de Independiente, al pasar, saludaron al volante. No era para menos. Se había recuperado una de las figuras jóvenes del fútbol argentino, de esa última generación que componen Saviola y D'Alessandro, entre otros. Y nadie duda que, de nuevo en su nivel, será citado por Marcelo Bielsa. Ni siquiera el propio Romagnoli: "Quiero recuperar el lugar que perdí en la Selección".
—¿Qué te pasó por la cabeza cuando te tocó volver a pisar el campo de juego?
—Fue un regreso emocionante. Estaba ansioso, pero de todos modos, tranquilo, no jugué con miedo. Me pareció como si estuviera debutando otra vez. Tengo muchas expectativas, deseo ponerme bien físicamente y recuperar mi juego. En estos momentos me quiero acordar de mi familia.
Y también, claro, del médico, Miguel Angel Crespo, y del kinesiólogo, Jorge Macagno. Con ellos se abrazó fuerte "porque siempre estuvieron a mi lado".
Volvió Romagnoli. Y no sólo tienen que estar contentos los hinchas de San Lorenzo. Los amantes de la pelota también deben sentirse felices. Se rescató a un gran exponente.
Fuente: Diario Clarin
Marianela Colipe