Se confirmó la rotura de ligamento cruzado en la rodilla derecha de Leandro Romagnoli. Será operado el viernes y tendrá seis meses de recuperación.
El Pipi es un pibe de 20 años y por eso va a salir adelante sin problemas. Si bien estar parado entre cinco y seis meses no le gusta a nadie y puede parecer una eternidad en la carrera de un jugador, a Romagnoli las cartas le juegan a favor. Anoche, el volante analizó la situación. "Fue una pelota intrascendente. Cuando me caí, me di cuenta enseguida de que era algo grave ya que tenía un dolor insoportable", dijo. El diez de San Lorenzo pasó por el estadio a saludar a sus compañeros. Antes se había hecho la resonancia magnética en una clínica de Corrientes y Salguero, para complementar los otros análisis pre-quirúrgicos que ya se había realizado en Lanús. Por suerte, sólo se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. ¿Por qué por suerte? Porque su recuperación, de acuerdo a lo que confirmó el doctor Miguel Angel Crespo, llevará entre cinco y seis meses. No mucho más. "Quedó claro que no hay otro tipo de lesiones más graves, sólo el cruzado", dijo. Como anticipó Olé, la rotura se produjo por una torción cuando el Pipi fue a trabar una pelota con Luciano Castillo. Hoy y mañana, el enganche hará reposo y se pondrá mucho hielo. El viernes será operado en el sanatorio Mitre. Romagnoli, caído anímicamente, mostró ayer una cara obvia que no necesitó traducción. El jugador de Racing, enterado de la situación, ofreció disculpas. "Lo fuí a ver al vestuario, pero nunca me imaginé que era algo de ligamentos. Lo voy a llamar, la verdad es que estoy deprimido", confesó.
El Pipi siempre supo que en la rodilla había tenido un problema groso, aunque guardó una ilusión hasta último momento: cuando el médico, con los estudios en la mano, le repitió de la gravedad de su problema, el jugador se quebró y hasta se le escapó una lágrima. "Es un momento doloroso, pero Leandro tiene que poner fuerza de voluntad", agregó Crespo. El doctor cuenta con experiencia de sobra: el año pasado operó con éxito a Guillermo Rivarola de una lesión ligamentaria, aunque más grave.
Manuel Pellegrini vio el partido del lunes en su país y se dio cuenta al instante del problema. Compasión y resignación fueron sus sentimientos. Ya entrada la madrugada de ayer, llamó al celular de Rubén Cousillas y escuchó lo que el Flaco le dijo. El Ingeniero anoche amplió sus conceptos: "Estoy apenado porque Leandro era un futbolista determinante en este proceso, pero creo que hay que pensar en la persona más que en el jugador", comentó. Será entonces tarea del técnico ver de qué manera y con qué hombres reemplazará a uno de los mejores creativos del fútbol argentino . De todas formas, el Ingeniero también aseguró que estudia la chance de pedir un refuerzo en ese puesto.
Romagnoli descansó un poquito en la tarde de ayer. La noche casi que la había pasado en vela. Recién a eso de las tres del martes pudo dormirse un par de horitas. Pusineri y Leo Rodríguez le hicieron el aguante en la madrugada. Ya en el aeropuerto Juan Domingo Perón, de Neuquén, todos lo apoyaron. El teléfono tampoco durmió. José Chatruc fue uno de los que habló: "No te tenés que preocupar, ya vas a ver cómo volvés. Está todo bien, Pipi", le dijo. El Polaco Daulte, ayudante de Merlo, también lo consoló: "Vamos querido ¿eh?". Raúl Estévez, compañero de pieza e íntimo amigo de Romagnoli, fue otro que puso una ficha importante para levantarle el ánimo: "Vamos Romaña, dale para adelante". El Beto Acosta resumió su opinión en un par de palabras: "Esto es importante de verdad y estoy muy preocupado. La calentura con Bedoya, al lado de la lesión del Pipi, es un puntito".
Así, mamá Rita se la pasó atendiendo el tubo del PH de la calle Ingeniero Rabanal y derivando llamados. Se nota que el Pipi es un pibe muy querido. En el barrio, la gente del bar de la esquina, la del lavadero de autos vecino y la de la placita también estuvo presente. "Ojalá que salga bien la operación, que va a ser importante. Me quiero recuperar cuando antes", dijo Romagnoli sin muchas ganas de hablar, pero con con ánimo de expresar un sentimiento que apoyan todos los hinchas de San Lorenzo. A la hora de la cena, el Pipi abandonó el Nuevo Gasómetro por la puerta que da a Perito Moreno. Siempre dispuesto al diálogo, optó por el silencio. ¿Qué decir en un momento como el que sufre? Ahora viene un momento clave. La operación (existen dos métodos para realizarla, que difieren en el tipo de injerto que se hace en el ligamento) y los primeros tiempos de rehabilitación.
Oh casualidad, en su pierna derecha tiene tatuada la Virgen de Luján. Esa que lo va a proteger en estos meses sin fútbol, con mucha carga psicológica y nada de actividad. Más que una linda señal.
Miércoles 30 de enero de 2002
Fuente: Diario Ole
Marianela Colipe
