Jueves 7 de noviembre de 2002
Miguel Bossio
Salta a la vista: ya se le hizo costumbre eso de caerse y volverse a levantar. Una y otra vez, desde que era chiquitito, le vienen pegando abajo, lo viven tumbando y él —sin decir ni mu— se levanta de nuevo y va al frente. Pero el último 28 de enero, ante Racing en Neuquén, tuvo un encontronazo con Luciano Castillo y sus ligamentos de la rodilla derecha dijeron peligrosamente basta e hicieron crack. "Parecía que de ésta no me iba a levantar... No sabés lo duro que se me hicieron esos seis meses parado. Pero acá estoy: si bien todavía me falta un poquito, ya casi soy el Romagnoli de antes".
Es una mañana boliviana de miércoles y Leandro Atilio Romagnoli, el Pipi de las gambetas recuperadas, tiene tres problemas y tres sonrisas. A saber: le duele el muslo por una paralítica que le aplicó Tufiño, la altura coleccionada en La Paz sigue amenazando con volarle la cabeza y, encima, está casi sin dormir. Paradójicamente, se sube al avión del Lloyd Aéreo Boliviano con tres motivos distintos para ser feliz: está volviendo al fútbol de alto vuelo, la derrota ante Bolívar por apenas un gol le sienta más que bien y, además, se tiene una fe bárbara para ganar el clásico del sábado ante Huracán. Cada palmo de felicidad tiene traducción en palabras.
«9Sonrisa I.
· "Con respecto a mi nivel de juego, estoy mucho mejor que cuando arranqué el torneo Apertura. Ahí hacía medio año que no hacía nada y yo mismo notaba que me faltaba de todo un poco. Pero hace dos o tres partidos siento que recuperé algo que para mí es fundamental: confianza para arrancar con la pelota y sacarme un marcador de encima. Ese tiempo en que estuve parado se me hizo muy jodido: dos meses de reposo, cuatro de recuperación... ¿Qué hacía en esos días? Me apegué a mis afectos: estaba más tiempo con mi novia, veía más a mis amigos, y volví a exprimir al máximo el cariño de mi mamá y de mi hermana".
«9Sonrisa II.
· "Pese a perder contra el Bolívar por 2 a 1, dimos un paso importante para llegar a la final de la Copa Sudamericana. A la mayoría de los equipos argentinos les va mal cuando vienen acá, y a nosotros tan mal no nos fue. Ya sé: no es lindo que te hagan un gol sobre el final y que te ganen, pero pensando en los dos o tres goles en contra que siempre se llevan los demás, San Lorenzo salió bien parado. El martes fue mi primera vez en la altura. Y, la verdad, tenía un poco de miedo. Pero con los minutos, cuando vimos que teníamos bastante controlado el partido, me fui soltando más".
· "Tenemos equipo para llegar a la final y ganar la Copa. Luego de que llegó Insua y después de un par de partidos en los que no jugamos bien, este equipo se fue conociendo y evolucionó hasta llegar a ser lo que es hoy: un equipo para respetar.
«9Sonrisa III.
· "Ahora, el sábado, quiero ganarle a Huracán. Hace mucho que no les ganamos y la gente de San Lorenzo está necesitando un triunfo de estos. Si bien nosotros venimos cansados de jugar la Copa y tenemos un par de jugadores que aún no se recuperaron del partido ante el Bolívar, creo que esta vez se puede dar ese triunfo que andamos buscando".
· "Yo vivo en Villa Soldati y ya se palpa el clima del clásico. ¿Si habrá incidentes por el robo de las banderas? Yo creo que no, va a haber mucha vigilancia y las hinchadas no son tontas. Me parece que va a ser una fiesta. Ojalá que así sea: tengo muchísimas ganas de que llegue ya el clásico".
· "Cada vez que se juega un Huracán-San Lorenzo, mi casa se pone muy divertida. Porque mi viejo jugó en Huracán y es hincha del Globo, y mi mamá y yo somos de San Lorenzo. Pero nunca pasa de una cargada. Lo mismo pasa en el barrio, donde la mayoría de los vecinos sonquemeros: cuando nos ganan, me viven gastando. Por eso este sábado quiero ganar".
Termina la entrevista a la boliviana con Clarín. Romagnoli dice que, así como retornó a su nivel, "ahora lo único que quiero es volver a casa. Y al barrio".
Fuente: Diario Clarin
Marianela Colipe