Pipi tiene el fútbol que Pipo aún no encuentra. Igual, Romagnoli banca desde afuera y garantiza la levantada del Ciclón: "Me quedé para seguir ganando con esta camiseta".
"Uno lo ve de afuera y es feo, muy feo. Tenés mucha ansiedad, te mata, querés estar adentro como sea. Hace tanto tiempo que no juego... Me imagino otra vez en la cancha, gambeteando, corriendo, disfrutando". Una carga. Leandro Romagnoli sigue a pleno con la recuperación luego de la rotura en el neoligamento de la rodilla derecha. Va firme en cuanto a su intención de volver a ser el Pipi 10. Y en esa aventura por no caer en el bajón ni desviar su camino, pasa por los sinsabores de la impotencia. Se entrena, comparte el vestuario, pero llega el partido y no le queda otra que sentarse en su silla, la de siempre, a un costado del campo de juego. Y mirar. Su lugar para sentir que cada vez está más cerca del área, de los arcos, del gol. Desde su sitio, el enlace observa al equipo de Néstor Gorosito, se identifica con la filosofía de juego, tira pases imaginarios que nunca llegan, sufre por derrotas y no por el desarrollo. Y vuelve a casa...
—¿Cómo ves a este equipo?
—San Lorenzo no ligó nada. En el debut frente a Chacarita no mereció perder, debió ganar tranquilo. Y con Racing al menos era para un empate. Fueron dos derrotas increíbles. Quizá lo que falta siempre que se arranca un nuevo ciclo es el conocimiento entre los jugadores. Algo que sucede seguido en Argentina porque a mitad de año hay una renovación.
—¿Cuánto puede pesar un comienzo de campeonato así?
—Duele, pero hay buenos futbolistas en el plantel. El grupo está unido y eso es fundamental, estoy convencido de que lo va a dar vuelta. San Lorenzo lo revierte y empieza a ganar. No tengo dudas de eso porque conozco la capacidad de mis compañeros.
—¿Te gusta el esquema?
—Sí, me gusta mucho. Como creador me entusiasma poder agarrar la pelota y contar con cuatro o cinco opciones para tocar, generar juego y situaciones. Uno por izquierda, otro por derecha, uno más en el área. El lindo así, la propuesta es interesante.
El hueco que Romagnoli deja sin su presencia no se puede ocupar fácil. No hay un jugador capaz de tomar la posta y, aunque sea por un tiempito, despejar su imagen. Desde la mala noche del 21 de marzo en La Plata, frente a Estudiantes, hay un espacio vacío en el corazón del equipo. Se prueba, pero no se aprueba. Y traer un enganche de su categoría es una misión que, por cuestiones de billetes, es imposible. Entonces, la cantera pide pista. "Hay buenos en el grupo. Como el caso de Montillo, que hizo un gran partido ante Racing; Luna, que es más mediapunta, y pibes como Barrientos y José Luis García, que juegan lindo", avisa. Tal vez porque nota en los chicos un replay de su carrera, una trayectoria que cada tanto amenaza con continuar en Europa. Sin ir más lejos, hace tres semanas estuvo a punto de firmar con Udinese: "Fue una decisión en familia. Pienso que lo mejor era esperar un poco. Quiero quedar bien, seguir jugando en San Lorenzo y ganar otra cosa. Si bien se obtuvieron títulos importantes, uno quiere más. Aparte, si me tenía que ir, eran seis meses de recuperación lejos de los afectos". Este último punto es clave. Cuando le pasó lo de la primera rotura de ligamentos (enero del 2002) su mamá, Rita, su papá, Atilio, y los suyos fueron su sostén. Entonces, no da para irse ahora. "Esas cuestiones hicieron que la balanza se inclinara para quedarme, estoy tranquilo y con ganas de volver con esta camiseta".
—¿Cuándo volvés?
—No me quiero apurar, no sé. La rodilla está estable, se trabaja muy bien y todo marcha como se esperaba. Se calcula que si en las últimas dos o tres fechas de este Apertura me siento en buenas condiciones, podría jugar. Igual, antes que eso, me quiero poner en plenitud. Si no llego para el final de este campeonato voy a realizar una pretemporada para llegar con todo al que viene. Me estoy recuperando bien para que no me vuelva a pasar.
Las fantasías de Pipi no frenan. Los golpes, en este caso, se los pegan de afuera. "Tuve que mirar la Recopa desde acá, una lástima. Y veo que el equipo disputa cosas importantes y no puedo aportar algo". Se hace los ratones con lo que es capaz de ofrecer en este sistema. Mientras, capta las sensaciones del grupo en el vestuario. "¿Si Boca es el gran candidato? Lo van a pelear cuatro o cinco. Boca, River, San Lorenzo, Independiente, Racing... El que sea más regular se lleva el título". Romagnoli no juega, goza del brillo de Montillo y Luna y apuesta sus boletos a la levantada. Ahí, a un costado... Extraño.
Martes 12 de agosto de 2003
Fuente: Ole
Marianela Colipe