Romagnoli ballata contra las lesiones y, a un año de su regreso al club, va de a poco. "Mi ilusión es jugar".
La pregunta más recurrente desde que San Lorenzo volvió a las prácticas, aquel ya lejano 14 de junio, está vinculada a un protagonista excluyente: Leandro Romagnoli. Todo el que se precie de tener alguna vinculación, ya sea directa o indirecta, de amor u odio, intenta averiguar “¿cómo está el Pipi?”. El, máximo ídolo de este juvenil plantel de San Lorenzo, más aún tras la partida de Bernardo Romeo, lucha contra su rodilla derecha. Y está bien. Marcha a buen ritmo la recuperación de la sinovitis que lo dejó afuera del Clausura pasado mucho antes de su finalización. Por eso, luego de otra dura rutina de entrenamiento en doble turno, el Pipi se relaja y, sin hielo en la pierna, algo habitual no sólo en él en esta etapa de trabajos, dada la exigencia que el Profe Dean pautó para los trabajos de San Lorenzo, acepta conversar con Olé sobre su tortuoso pasado reciente, y también acerca de la ilusión que le genera esta nueva etapa que comenzó con Ramón Díaz al frente de una plantilla sedienta de revancha. Entendiendo la ansiedad de su público, Romagnoli mete primera y cuenta que está “bien, no me duele la rodilla. Ya desde la etapa en Salta me estoy entrenando en doble turno, a la par de mis compañeros”.
-Van dos recesos en los que no te tomaste vacaciones, recuperándote de la operación y luego de la sinovitis, ¿cómo juega eso en la cabeza de un jugador? -Uno siempre se pone triste. Más porque veía que no podía ayudar desde adentro y ni siquiera desde el banco. Eso es complicado. Como también el hecho de no poder entrenar todos los días con los compañeros. Pero, bueno, uno lo va superando con la familia, entrenando a full con los kinesiólogos, los médicos... Por suerte hoy estoy bien, tranquilo, no me duele y eso es lo que queríamos.
-¿Qué te generan las críticas sobre tu falta de competencia? -Desde que llegué, por ahí uno escuchó cosas buenas y también malas. Sabemos cómo es el fútbol en todos lados. Eso lo dejo al margen. Lo único que puedo decir es que quiero revancha conmigo mismo, porque jugué poco desde que llegué y siempre quiero estar. Ojalá que este semestre sea una revancha.
-Pero a la vez, sin Romeo, sos el máximo referente dentro de este plantel y la gente te va a exigir en consecuencia, ¿cómo tomás eso? -Con mucha alegría. El cariño que me dan desde que regresé siempre traté de devolverlo dentro de la cancha. Pude hacer un gol con Estudiantes, el año pasado, meter un par de partidos buenos, y después me lesioné y ya no pude jugar. Por eso quiere tener la posibilidad de devolver todo en la cancha.
-Y aunque ahora se ve que estás completando todos los entrenamientos, también hacés algunos trabajos aparte del plantel para seguir fortaleciendo la zona, ¿la sinovitis puede volver a dejarte afuera? -En una rodilla operada uno no sabe: se puede generar líquido como no. Pero también puede generarse líquido y que no me duela. Por suerte, aunque a veces me pongo hielo, no me genera dolor, y por eso me entreno normalmente. Lo malo sería que doliera o que el líquido pusiera tensa la rodilla. Ahora no me duele, estoy bien de músculos, espero seguir así.
-Buscando esta mejoría no tuviste descanso, ¿cómo fueron esas horas de trabajo en soledad? -Sí, otra vez no tuve vacaciones, pero es lo que tenía que hacer para poder jugar. Fue dura.
-¿Qué se puede esperar de vos para este semestre? -Nunca prometo ni goles ni títulos, porque las cosas pueden no salir. Pero tanto yo como el grupo siempre vamos a dejar todo adentro de la cancha.
-Pero sos consciente de que el equipo es uno con vos y otro sin vos, ¿eso te genera presión extra? -Presión no. Mi ilusión es jugar, estar ahí adentro. Después, jugar bien o mal es una circunstancia del partido. Si no puedo estar de entrada, aunque sea quiero poder ayudar desde el banco. Desde afuera no se puede ayudar...
-Ya sin Romeo en el plantel, con el regreso de Tula, ¿qué papel jugás en un grupo repleto de juveniles, sabiendo que sos el que más conoce el club? -Me acuerdo de que hace diez años vos subías a un plantel de 20 ó 25 profesionales, y 20 de ellos eran grandes, de experiencia. Ahora es todo lo contrario: encontrás un plantel con muchos chicos y hay que saberlo llevar. Es complicado tal vez decirles algo a todos, pero hay varios jugadores con experiencia, como Botti, Rivero, Tula, el Loco... Entre todos tratamos de guiar.
-¿Y cómo te cayó a vos la forma en la que se fue Romeo? -Me sentí un poco triste, como todos. A Bernie lo conozco desde el 98, cuando yo recién empezaba a jugar en Primera y el venía de Estudiantes. Tuvimos años muy buenos, salimos campeones, y después volví y él estaba. Igual sabemos que en el fútbol un día estás y otro no. Me pone triste por él; si me preguntan yo quiero que esté.
-Viendo la demora en la llegada de refuerzos, las partidas, los conflictos económicos, ¿para qué puede estar este San Lorenzo? -Este equipo siempre tiene que pelear. A veces puede estar mejor armado y, aunque este año no sea así, no puede ser la excepción. Esperamos los refuerzos, pero si no llegan pelearemos los que estamos.
-Vos sos de los que no conocía a Ramón, ¿qué impresión te dejó en estas semanas? -Aporta mucho por experiencia, por lo ganador que es. Esperamos aprovecharlo. Está a la vista lo que movió cuando se hablaba de que iba a volver a la institución. El le da más categoría a un club tan importante como San Lorenzo.
Archivo 23 de julio de 2010
Fuente: Ole.
Marianela Colipe