Jugaron juntos por primera vez en diciembre del 98, frente a Racing. Lentamente se convirtieron en un dúo decisivo. Romagnoli, en la elaboración de la jugada y Romeo, en la definición.
viernes 30 de noviembre de 2001
Muchas cosas pueden pasar en apenas un minuto. O bien puede no pasar absolutamente nada. El 13 de diciembre de 1998, durante la última fecha del Apertura de turno, el Racing de Cappa recibió al San Lorenzo de Ruggeri y le ganó 3 a 2. En el último minuto de ese partido, Leandro Romagnoli reemplazó a Adrián González y convivió oficialmente por primera vez en una cancha de Primera con Bernardo Romeo. En ese momento, esos últimos sesenta segundos de partido no le aportaron nada especial a esa tarde de primavera: nadie comentó algo en particular... Hoy, tres años después y ya con San Lorenzo finalista de la Mercosur, se podría rever la historia y decir que ése fue un minuto histórico: fue donde dio los primeros pasos la dupla Ro-Ro de San Lorenzo, ésa que ahora lo metió por primera vez en una finalísima internacional.
Romagnoli y Romeo ni se acuerdan de aquel partido contra Racing. El 9, ése que vive de festejos y que lidera la tabla de goleadores de la Copa, recuerda haber hecho el primero de San Lorenzo. Pero ninguna imagen en especial se le viene a la mente. Algo similar ocurre con el 10, ése que juega y hace jugar y que viene de romperla en el 4-1 ante el Corinthians.
Lo que notan, aunque no lo dicen abiertamente, es que la dupla se está afianzando. Y que en todo logro futbolístico la historia suele reservarle un lugar a esos dúos que tiran para adelante, a esos dúos que trascienden, a esos dúos que llenan la vista. Pasó en este club con Ortiz-Scotta, Insúa-Husillos, Gorosito-Acosta...
En estos días, si San Lorenzo llegó a la final, mucho tienen que ver Romagnoli y Romeo. El Pipi porque arma la mayoría de las jugadas de ataque del equipo. Bernie porque es el que termina dándole la puntada final a lo que inicia su compañero de fórmula: por algo, con las dos del miércoles, lleva ya 10 conquistas.
"Jugar con Romagnoli te simplifica muchas cosas —señala Romeo—. Tiene un panorama y una precisión envidiables. Muchas veces me marca el pase, lo que me obliga a generar espacios". El volante, en tanto, dice: "No sólo yo: todo San Lorenzo sabe que Bernardo está siempre ahí en posición de gol. No tenemos más que levantar la cabeza para tratar de dársela. El se encarga después de meterla".
Romeo y Romagnoli no son grandes amigos. Tampoco grandes compinches como en su momento lo eran Acosta y Gorosito. Pero en la cancha, se ve,se conocen casi de memoria. Además, hubo un hecho que los acercó mucho: cuando en setiembre se fueron a Europa para hacer la revisión médica y arreglar sus contratos con el Bayer Leverkusen de Alemania. Estuvieron juntos casi una semana, pasaron por muchos consultorios, pero nunca terminaron de firmar para los alemanes.
Así como los unió, ese viaje también produjo reacciones idénticas: enojo con los dirigentes de San Lorenzo por los frustrados pases y bajón anímico por dos... Pe ro eso ya pasó: cada cual a su debido tiempo, volvieron a meterse de lleno en el objetivo de este semestre: la Mercosur.
Romeo: —¿Por qué estamos en la final? Porque siempre jugamos a jugar y porque nos fuimos sobreponiendo a todos los problemas: los económicos, los futbolísticos, las lesiones... El grupo siguió con la mística que nos llevó a ganar el Clausura, los jugadores que estábamos nos fortalecimos y los que llegaron, llegaron para sumar.
Romagnoli: —Mantuvimos una unión que, a la larga, está dando resultados. Por algo logramos el primer objetivo, que era estar en la final. Pero con eso sólo no hacemos nada: de poco nos serviría si nos conformamos con ser finalistas y dejamos pasar de largo esta oportunidad histórica.
Romeo: La ventaja de ir primero a Brasil y después definir acá es relativa: en estos casos, todo depende de qué resultado te traés de allá. Si te golean, no te sirve de mucho definir acá. Lo que está claro es que queremos más; queremos salir campeones...
Romagnoli: Fue fantástico lo de la gente el miércoles. Ni me quiero imaginar lo que será la final en el Nuevo Gasómetro.
Romeo, el 9 que quiere el Hamburgo de Alemania, no fue al entrenamiento de ayer porque bautizó a su hijo Gaspar. Romagnoli, elasistente en cancha de Bernie, tiene hasta el 12 de diciembre para curar su rodilla derecha. "Ser campeones sería un sueño", coinciden, 98 partidos después de aquel primer minuto juntos en Avellaneda. O sea, 2 partidos antes de la presentación número 100 de la dupla.
Fuente: Clarin
Marianela Colipe