ENVIADO ESPECIAL. "¿Viste? Está igualita". Leandro Romagnoli sonríe por su comentario. Su madre, claro, también. En realidad, lo hacen porque saben que es lo que todos piensan apenas hacen la comparación. "Ay, nene, me vas a hacer famosa vos", dice ella con vergüenza. Ella es Rita, una experta ama de casa que seguramente nunca imaginó que su rostro sería tan popular durante su descanso de febrero. Pensó, con lógica, que eso sólo le correspondería a su hijo, el futbolista, el conductor de San Lorenzo. Pero no. Desde que Pipi decidió tatuar su imagen sobre su corazón, y desde que se transformó, con dos golazos ante River y Boca en la figura del verano, su cara apareció en todos lados. La secuencia es la misma: el volante define, se levanta la remera, palmea su pecho y señala a la tribuna. Rita siempre está allí, emocionada, sin poder contener las lágrimas.
Como cuando supo que su hijo la había elegido para acompañar en su cuerpo la figura del ratón Mickey que tiene en el brazo derecho y la de una pantera, en el izquierdo. Faltaban apenas dos días para volver a los entrenamientos cuando Pipi tomó la decisión. "Tenía ganas de hacerme otro tatuaje y lo primero que se me cruzó fue la cara de mi mamá. Entonces fui a una casa en Pompeya, ahí en mi barrio, donde había ido las dos veces anteriores y me lo hice de por vida", cuenta Romagnoli. Sin embargo, lo mejor estaba por venir. Porque nadie sabía de la idea del volante. Y menos su madre, por supuesto.
La historia cuenta que a Rita no le gustó nada al ver semejante tatuaje. "Cuando me lo vio no se dio cuenta. Me dijo: ¿Qué te hiciste? Te arruinaste el pecho. Pero cuando le dije que era ella, se largó a llorar", comenta Pipi. Aunque Atilio, el padre del volante, asegura que la emoción fue tan grande que mamá Rita casi se desmaya. "Le bajó un poco la presión, sí", agrega Pipi.
-¿Por qué elegiste a tu mamá? -Primero, porque la quiero mucho y después, porque creo que siempre hay que tener a la madre presente, porque es la que nos dio a luz, la que nos acompaña siempre.
-¿Es como un agradecimiento? -Algo así. Aparte, me lo hice y me trajo suerte: ya hice dos goles en dos partidos. Lo que pasa es que ella fue muy importante en mi vida, pero también en mi carrera. Si no hubiese estado siempre a mi lado, yo no habría llegado a Primera.
-¿Por qué? -Porque como mi viejo laburaba todo el día para poder mantenernos, ella era la que me llevaba a los entrenamientos. Los primeros cinco años me llevó a Franja, el club de baby en el que empecé y después, cuando entré a San Lorenzo, se comió frío, lluvia, calor, pero me acompañó a todas las prácticas.
-Siempre te incentivó para que seas jugador de fútbol. -Sí, incluso en los momentos en que estuve a punto de dejar porque en Novena y en Octava no jugaba mucho, me hizo entender que no podía tirar al tacho tantos años de sacrificio. Por eso, le agra dezco y el tatuaje es una manera.
Yo, la promesa. "Mirá, ves, ahí está Romagnoli, el jugador de San Lorenzo, y esa es su mamá, la que muestra cuando hace un gol", le cuenta un padre a su hijo, mientras Pipi y Rita posan para las fotos en la carpa 750 del balneario 12 de Punta Mogotes. El volante no pasa inadvertido y, luego de este gran arranque de año, ni siquiera su madre parece poder hacerlo. Pero a los 18 años, por ahora sólo busca estar tranquilo, en familia.
-¿Este puede ser tu año? -Espero que sea mi año y el de todo el equipo. Sé que tengo que dejar de ser promesa para explotar y ser el conductor de San Lorenzo. Arranqué bien, pude convertir que fue lo que me faltó el año pasado. Pero también soy conciente de que las gambetas y los goles sirven en el campeonato. Estos son partidos de preparación.
-Ahora tu mamá va a querer que le sigas dedicando goles. -Es lo que yo también quiero. Agradecerle todo lo que hizo por mí con goles, triunfos y alegrías. Ah, y con el primer título. Si lo ganamos, se lo voy a dedicar a ella.
Martes 8 de febrero de 2000
Fuente: Ole.
Marianela Colipe
(marianelacolipe@gmail.com)