ads
Unknown Para vos, papá Leandro Romagnoli, la manija del Juvenil, le dedicó la tarde triunfal del equipo argentino a su papá Atilio, quien vivió nerviosamente en la... 5

Para vos, papá

Leandro Romagnoli, la manija del Juvenil, le dedicó la tarde triunfal del equipo argentino a su papá Atilio, quien vivió nerviosamente en las tribunas cada maniobra de su hijo.

Lunes 18 de junio de 2001

WALDEMAR IGLESIA
Atilio está ansioso. Lo dice, aunque no haga falta para advertirlo. Se mueve, cuenta, se ríe nerviosamente. El debut de Pipi, su hijo, es inminente. El Sub 20 argentino está por salir a la cancha de Vélez para disputar su primer partido en el Mundial, ante Finlandia. Y él, junto a su hermano gemelo —Argentino Luis— y un ex compañero de sus días de futbolista, Jorge Troncoso (ex defensor de Vélez y de Racing), camina a pasos gigantes hacia la escalera de la platea Sur. Para Atilio Romagnoli no es un día cualquiera: es su día, el del padre. 

"Al fin podemos entrar, viejo...", la frase es el punto final para una hora de trajín para acceder al José Amalfitani. Caso curioso: en su día, el padre de una de las figuras del equipo argentino tuvo que comprarse una entrada para poder estar en el estadio, tras largas explicaciones sin respuesta positiva. De la platea Sur a la Norte, de Reservistas Argentinos a Juan B. Justo. Caminar, caminar, caminar, una hora entera. Pero el hombre, tipo cordial, de barrio, ameno, no se queja. Se toma en broma la situación e intenta que la tensión por el debut del nene se diluya.

En el campo de juego, Argentina comienza su participación en el torneo. Y por allí, con el número 10 en la espalda y con la gambeta lista para explotar, está el hijo, Leandro, Pipi, el conductor del San Lorenzo campeón del Clausura. Y llega un caño a uno de los tantos volantes finlandeses. Parece un regalo para Atilio, que deja escapar la misma sonrisa que muestra en el tatuaje que Leandro lleva en el costado derecho de su pecho. Caen los aplausos desde las tribunas. La sensación compartida es reconfortante. Está feliz Atilio, por ese caño que genera adhesiones y admiración. Está feliz Leandro porque papá está en la platea y goza.

Quizá por la cabeza de Atilio, ex jugador de las inferiores de Huracán en tiempos de gloria, pasen aquellos días en los que Leandro se fue a probar a San Lorenzo con 8 ó 9 años o las caminatas conjuntas por las calles delquemero barrio de Soldati o los días de papy fútbol en Franja de Oro o los picados en la placita de la calle Coronel Roca en los que el pibe ya deslumbraba amagando y gambeteando o cuando a pesar de su corazón huracanense le recomendó a su hijo que se fuera a probar a la Ciudad Deportiva ("Nos quedaba más cerca que La Quemita", es su explicación de hincha)... Todo se mezcla, veloz, a puro vértigo, a pura emoción. La ansiedad comienza a deshacerse. Argentina gana sin deslumbrar, pero con solvencia. "Estos me parece que jugaron a media máquina. Me da esa impresión. Los pibes están para más... Pero esto recién empieza", le cuenta Atilio a Clarín, mientras Argentino suelta uno más de sus comentarios divertidos, de algún recuerdo insólito, como cuando Atilio era jugador y se peleó con un técnico que iba armado a las prácticas.

Cuando llega el cambio de Pipi, buena parte del partido termina para Atilio. "Jugó muy bien el primer tiempo. Después, reguló", analiza papá, a modo de síntesis. Ya después del 2-0, Atilio quiere acceder a la zona de vestuarios. No lo dejan. El saludo, el abrazo, los besos, la emoción, aparecen un rato más tarde, en la concentración de Ezeiza. En ese instante, llega la dedicatoria, el regalo más esperado: "El triunfo es para vos, papá"


Fuente: Clarin.


Marianela Colipe



Related Posts On Seleccion Argentina


Copyright © Tattoo Russian

Sponsored By: Tattoo Russian Template By: Free Blogger Templates