Leandro Romagnoli debutó en selecciones juveniles. En este Sub 20 pelea un puesto clave para el equipo: el de conductor.
Muchas cosas le habrán pasado por la cabeza a Leandro Romagnoli ayer por la noche, antes de su debut en selecciones juveniles. El acontecimiento de por sí tenía el suficiente peso para activarle los pensamientos a cualquier pibe de 20 años como el Pipi, que además tenía que empezar a juntar los méritos para ganarse un lugar en un puesto clave y disputado (también están Livio Prieto y Maxi Rodríguez). Pero había más... Mientras el volante trataba de dominar los nervios lógicos, Agremiados confirmaba la decisión de levantar la huelga de jugadores.
El mapa había cambiado, entonces. A Leandro se le agregaba un compromiso más que importante en la agenda, de ésos que se subrayan con resaltador flúo: el domingo, seguir peleando el Clausura con San Lorenzo, en La Plata contra Estudiantes. Y eso modificaba algunos planes. Los de Pekerman, sobre todo, porque la vuelta del fútbol profesional hizo que el técnico cuidara a los que más patadas podían recibir. Consecuencia: el tiempo en campo del Pipi se redujo a 45 minutos escasos.
Un tiempo apenas, que igual quedará en la historia como la fecha de su debut con la celeste y blanca, pero que sólo le alcanzó para algunas insinuaciones. Porque Romagnoli no terminó nunca de encontrar la posición. Al principio se acercaba para pedir la pelota, después la esperaba y quedaba lejos. Estaba muy claro que le faltan partidos con sus compañeros. De todas formas, dejó un par de chiches: un caño a los cinco minutos, un enganche desde la izquierda después con remate al arco incluido. Dos intervenciones que fueron muy aplaudidas.
Pero a los 30 minutos lo llamó Pekerman: el técnico pasó a Maxi Rodríguez a la derecha y a Romagnoli a la izquierda. En lugar de un enganche, Argentina pasó a tener dos volantes ofensivos abiertos. Leandro siguió con su intermitencia, aunque en esa posición se comprometió más con la marca, aportó en la presión y hasta robó tres pelotas. Igual se fue contento, a pesar de un leve golpe en el gemelo: "Me voy conforme, aunque puedo rendir mucho más", dijo. Y es cierto.
Viernes 11 de mayo de 2001
Fuente: Ole.
Marianela Colipe