Leandro Romagnoli. Sorprendió ante Belgrano haciéndose dueño del fútbol del Ciclón, pero es consciente de que falta mucho. Reconoce que “es difícil vivir el presente del club” e irrradia optimismo.
Mientras el sábado San Lorenzo le ganaba a Belgrano, más de algún nostálgico no pudo evitar retrotraerse a 2001 cuando el Ciclón del ingeniero Pellegrini se llevaba el Clausura bajo la batuta de Leandro Romagnoli. El Pipi. El mismo que frente al Pirata, con la 10 en la espalda, volvió a ser titular después de nueve partidos y fue ese pibe de hace once años atrás. Gambetas, calidad, conducción y voz de mando. Por todo eso, más un buen juego en equipo, San Lorenzo jugó uno de los mejores partidos de los últimos meses.
–¿Volvió el Pipi?
–Nunca se fue. Siempre estuvo, lo único era que no lo ponían.
–¿Mensaje para alguien?
–No.
–¿Tampoco para los que decían que no estabas para jugar?
–¿Qué saben si estoy o no para jugar? Dejo al margen lo que dicen algunos. Confío en mí. Y eso es lo más importante.
–Pero les tapaste la boca…
–Si lo decís así, puede ser. Hice una gran pretemporada. Sentí siempre que estaba muy bien para jugar desde el inicio del campeonato, por eso pedía una chance. Pero acá hay un técnico que decide. Me tocó en la quinta fecha y traté de dar lo mejor posible.
–Flor de lío le armaste al DT.
–Y bue…no sé. Él está más acostumbrado a jugar con un 4–4–2, pero yo siempre dije que puedo dar una mano en otra posición, y si bien soy enganche, acá lo importante es el equipo y el triunfo vino bien para levantar cabeza.
–¿Sentís que jugaste bien?
–Sí. Después de varios meses, aguantar 90 minutos no es fácil y creo que rendí bien porque estoy bien físicamente. En el fútbol argentino si no estás bien, no podés. No alcanza sólo con la técnica.
–¿Y la cabeza también, no?
–Lógico, la cabeza manda. Por eso me sentí bien, porque estoy bien de la cabeza.
–¿Te jode que te vengan a buscar ahora que jugaste bien un partido y antes nadie te daba bolilla cuando eras suplente?
–No, porque el fútbol es así. Cuando jugás te buscan y cuando no, no. Hace 14/15 años que estoy en esto y ya me di cuenta de cómo es todo. Uno tiene que tener los pies sobre la tierra y no creérsela. Cuando jugás un partido bien no sos el mejor, ni cuando jugás mal sos el peor. Lo importante es mantener una regularidad.
–¿Últimamente te tocaba entrar en momentos calientes?
–Hace cuatro meses que no era titular. Con Leo (Madelón) nunca fui de entrada. Me tocaba entrar y a veces es difícil adaptarse al ritmo del partido, y más cuando vas perdiendo. Es más complicado.
–¿Te preparás mentalmente de otra manera para ser titular?
–Por supuesto. Cuando sabés que vas de entrada, te corre otra adrenalina por el cuerpo. Venís en el micro pensando en el partido. En el banco estás más relajado y cuesta entrar a veces.
San Lorenzo es otro de los tantos equipos ciclotímicos del fútbol argentino. Hoy por hoy la gente nada en mares optimistas a pesar de permanecer en la zona de Promoción. El triunfo en Córdoba envalentonó al pueblo santo de cara al partido del domingo ante Colón en el Nuevo Gasómetro.
–¿Ahora hay que mantenerse?
–Eso es lo más difícil. Lo del sábado fue sólo un partido. Ahora todos elogian al equipo, pero hay que volver a jugar bien y ganar. Queremos que continúe lo bueno que hicimos contra Belgrano. Si volvemos a caernos, lo que hicimos en Córdoba no sirve para nada.
–¿Hay euforia?
–Siempre cuando ganás, se trabaja bien. Incluso si jugás mal. Mientras se gane, hay calma. Querés que llegue el fin de semana para volver a jugar y eso se nota en el plantel. Si jugas bien y perdés, no es lo mismo, estás nervioso y es más difícil.
–¿Por qué el club llegó a esto?
–Hay muchos factores. Este es un club muy político, con muchos problemas económicos y que tuvo malos campeonatos. Esa suma se refleja en esta situación complicada en la que hoy está SanLorenzo. Estamos casi obligados a ganar uno o dos partidos y después mirar si los demás pierden. Es difícil vivir así. Yo conozco a San Lorenzo desde chico, cuando vine a jugar a los siete años y siempre viví momentos lindos: ganar campeonatos, copas internacionales, jugar la Libertadores. Era otra historia. Ahora hay que revertir esta.
–¿Pesa mucho el hecho de no pelear el título?
–Sí, mucho. Más pesa pelear por no descender, y más en un club como este que siempre peleó arriba. En 1981 se fue a la B y nunca más estuvo en peligro. San Lorenzo no está acostumbrado a estar en la mala. Por eso a veces la gente piensa que estamos nerviosos y que no sabemos para dónde salir.
–¿Es así?
–A veces ganas un partido y también ganan los que pelean con vos y seguís en el mismo lugar: ahí es donde hay que tratar de mantener la calma para seguir ganando.
–¿Ahí es donde tienen que aparecer los Romagnoli, los Bottinelli, los Romeo?
–En realidad, lo importante es el grupo. Todos tenemos que tirar para adelante. No sólo los grandes; los chicos, también. Si hay algunos que están bien y otros mal, la cosa no camina.
–¿Con Madelón, todo bien?
–Sí. No quiere decir que porque uno no esté jugando esté todo mal. Me tocaba entrar en los últimos 20/25 minutos y siempre entré de la mejor manera. Ahora me tocó de titular y respondí. El DT está para elegir quién juega y quién no.
–¿Le pediste explicaciones a Madelon de por qué no te ponía?
–No, no... El me dijo que si hacía una buena pretemporada iba a estar. La hice, no arranqué jugando y me dijo que estaba viendo el esquema para meterme. Y al fin me tocó ante Belgrano. Pero nunca pedí explicaciones.
–¿Se salvan?
–Estamos haciendo todo para que pase eso. Lo principal es que estamos bien de la cabeza. El equipo va levantando. Habíamos arrancado mal, después se mejoró, se perdió con Boca, un partido perdible, y ahora estamos mejorando. Creo que de ahora en más San Lorenzo va a ir para arriba.
Fuente: Tiempo Argentino.
Marianela Colipe