Romagnoli puchereó al enterarse de que el sábado, ante Belgrano, jugará su match 300 con la camiseta de San Lorenzo. “Nací y me quiero retirar acá”, afirmó el 10.
Cuando se enteró, hace un par de días, puchereó. “Trescientos”, repitió, murmuró. Y sonrió.
Sonríe, Romagnoli, porque el sábado llegará a los 300 partidos con la camiseta de San Lorenzo. “Me emocionó mucho saber que voy a conseguir semejante número. Es un orgullo”, aseguró ayer, ya públicamente, el último prócer de Boedo en botines. “Pasé gran parte de mi vida en este club, le debo todo”, apuntó. Lo que no dice es que el Ciclón también le debe. No todo, claro, pero mucho. Le debe, por caso, esos regates en velocidad, de plena juventud, preponderantes en el Clausura y Mercosur alzados en 2001 y en la Sudamericana coronada en 2002. Le debe la vuelta en plena vigencia de 2009. Le debe esa jugada tan express como épica, dejando titilando a dos de Newell’s para ponerle el gol en la cabeza a Gigliotti, a los 42 minutos del segundo tiempo, en esa tarde en que el Nuevo Gasómetro entero lloraba en pleno partido por el 0-2 que lo dejaba en descenso, y que finalmente lloró por el histórico 3-2, inolvidable elixir. Le debe el “los amo, los amo”, que devolvió al dejar la hierba contra San Martín de San Juan bajo un bramido de amor por parte de otro NG colmado. Le debe el seguir jugando en una gamba en Córdoba, ante Belgrano, sin importarle que la rodilla se hiciera añicos, con tal de que no quedara uno menos de azulgrana en cancha.
Justamente ante el Pirata, el sábado, firmará otro hito Romagnoli, buscando que el festejo sea redondo, “aunque va a ser complicado, porque Belgrano es un rival muy duro, sabe a lo que juega, y siempre nos complica”. Complicado, también, va a estar finalizar el semestre con uno de los tres títulos a los que aspiró el CASLA antes de empezar la temporada. Asegura el crack, desde su nutrido bagaje, que “el que esté mejor de la cabeza y sea más sólido tendrá muchas chances de salir campeón. Ojalá sea San Lorenzo”. Sería otro hitazo en Boedo, donde ya avisó que terminará su epílogo, “nací acá, y me quiero retirar acá”. Y sí, Pipi, ¿quién imagina, acaso, otro final de carrera que no sea con esa 10 histórica, inoxidable?
Fuente: Ole.
13 de noviembre de 2013.
Marianela Colipe.
