RESEÑA. El 13 de diciembre de 1998, un Leandro Romagnoli sin tatuajes y con sólo 17 años debutaba en la Primera de San Lorenzo. Dirigido por Ruggeri, el Ciclón perdía por 3-2 frente a Racing en Avellaneda, y el Cabezón empezaba a darle forma a un equipo joven y exitoso.
Buenos Aires. Casi en otro mundo, asomaba un jugador de otro planeta, que se quedaría a vivir por siempre en los corazones azulgranas. En aquel diciembre de 1998, el Presidente argentino todavía era Carlos Menem, y el Boca de Bianchi, Palermo, Guillermo, Bermúdez, Serna y Oscar Córdoba acababa de obtener su primer título: era campeón del Apertura '98.
Parece que fue hace un siglo, pero pasaron menos de quince años desde que Leandro Romagnoli debutó en la Primera de San Lorenzo, y en el medio se puso la casaca del Ciclón 299 veces. Faltan sólo horas para que ese número se redondee y marque un nuevo hito en su carrera, que a los 32 años lo encuentra siendo titular en un equipo protagonista.
Oscar Ruggeri era un novel entrenador y asumió el timón del equipo Cuervo con la misión de sacarlo a flote. Tuvo la gran idea de armar un selectivo con los mejores juveniles del club y se la jugó por esos chicos, que algún relator inmortalizó como Los Guapitos de Ruggeri. Así, vio la luz el "Vamos, vamos los pibes": nació en la popular de San Lorenzo.
En la última fecha del Apertura '98, el team del Cabezón cerraba una campaña de mitad de tabla visitando a Racing, que se impuso 3-2 y terminó tercero, detrás de Boca y el Gimnasia de Griguol. Ruggeri les dio vacaciones a numerosos profesionales y convocó a varios pibes del selectivo: a los 40 minutos del segundo tiempo, Romagnoli reemplazó a Hernán Adrián González, el chico que ese año había sido campeón de Primera B con El Porvenir, y marcó el comienzo de esta historia: jugó el partido 1 de una lista que hoy llegará a 300.
Ese Racing de Angel Cappa tenía a Javier Lux, los hermanos Capria, el Chelo Delgado, Matute Morales y Pablo Bezombe, entre otros valores altos. San Lorenzo comenzaba a darles rodaje, junto con Pipi, a Guillermo Franco, Claudio Morel Rodríguez, Pipa Estévez, Ariel Montenegro (el hermano del Rolfi), Diego Figueroa, Omar Gallardo y el malogrado Mirko Saric, y aún retenía en el plantel a varios de los campeones de 1995, como Passet, Biaggio, Rivadero y Manusovich.
Ruggeri se encargó de comandar la renovación, pero no tendría el gusto de saborear el fruto maduro. Eso le tocó al ingeniero Pellegrini en 2001, y la fiesta del fútbol joven azulgrana se extendería, por primera vez, al plano internacional, con la obtención de las copas Mercosur 2001 y Sudamericana 2002.
En aquella lejana tarde de Avellaneda, Romagnoli entró con la camiseta 35, recibió el balón y ganó un córner. No pudo hacer mucho en esos cinco minutos, y el equipo cayó por 3 a 2 con un gol de Romeo y otro de Diego Capria en contra. Ya habría tiempo para aplausos, triunfos, ovaciones y vueltas olímpicas, con él como estandarte. Y faltarían otros 299 capítulos para llegar al de hoy. ¡Felices 300, Pipi!
Adrián Morales
Fuente: PSL.
17 de noviembre de 2013.
Marianela Colipe.
