Por Bernardo Romeo.
Con el Pipi pasamos momentos espectaculares, como el del título del 2001. Me pone muy contento que cumpla 300 partidos en San Lorenzo porque es el último gran ídolo del club. Cuando pase el tiempo lógicamente aparecerá otro, pero mientras tanto hay que mimarlo, respetarlo y disfrutarlo. A pesar de estar en su última etapa como jugador sigue siendo desequilibrante y encarador. En la Promoción del año pasado fue clave, se cargó el equipo al hombro. Dentro de algunos años me imagino una gigantografía suya en uno de los costados del estadio, porque es un jugador que hizo historia acá. Pipi entra en una elite de jugadores que no aparece seguido.
(*) Ex compañero y actual manager
Fuente: Clarin.
13 de noviembre de 2013.
Marianela Colipe.