Fue una noche mágica para el diez de San Lorenzo. Tuvo un reconocimiento merecido por parte del club de Boedo y de todos los hinchas que lo idolatran. Leandro Romagnoli llegó a su partido 300 con la camiseta azulgrana y lo vivió de manera emotiva. Cuando salió al campo de juego, en la platea Sur los simpatizantes hicieron un mosaico con cartulinas que formaba la palabra “Pipi” y la cantidad de encuentros. También recibió de la dirigencia la casaca con el “300” en la espalda antes de comenzar el partido. Y, en el medio, el mejor de los regalos: ese “olé, olé, olé, Pipi, Pipi”, que todo el estadio le dio para hacerlo emocionar.
Fuente: Clarin.
16 de noviembre de 2013.
Marianela Colipe.