El 10 de junio de 2001, Leandro Romagnoli se consagro Campeón del Clausura de este año de la mano del Ingeniero Manuel Pellegrini. En esta consagracion fue el estandarte de un gran equipo que aun es recordado por todos los cuervos. Junto a jugadores como Bernardo Romeo, Sebastián Saja, Pablo Michelini, Fabricio Coloccini, entre otros, el Pipi dejo su sello en la historia de San Lorenzo e inmortalizo su apellido y sobretodo su apodo. Durante este campeonato marco 5 goles: el 1º a Gimnasia (Lp) por la primera fecha del Clausura, partido que empatamos 2 a 2 con el “Lobo”. El 2º a Lanus, en un encuentro plagado de goles que terminaríamos ganando 5 a 4 en el sur con un tanto agónico del “Coco” Ameli. El 3º gol se lo hizo a Independiente, partido difícil que ganamos 3 a 2 con un gol sobre la hora del Berni Romeo. El 4º se lo convirtió a Estudiantes, rival al que aplastamos por 5 a 0 por la 15º fecha del Clausura. Y por último el 5º gol se lo marco a Chacarita, un habitué de sus gambetas y sus goles.
Fue una competencia peleada cabeza a cabeza con River que se definió en nuestra cancha ante Unión en la última fecha, rival al que vencimos 2 a 1 desatando la invasión de la popular en el campo de juego. Este no solo represento su 1º título con la azulgrana, sino el comienzo de una gran cosecha de pergaminos.
“Debuto como volante por izquierda pero no se sentía cómodo en esa posición porque se perdía en la cancha. Cuando paso de enganche el equipo salió campeón, porque encontró su lugar. Pipi creció muchísimo. Ya no es una promesa. Tiene gol y tiro de media distancia. Es quien mete la pausa y es una gran creativo” decía Victorio Cocco respecto a sus condiciones a lo que Leo Rodriguez agregaba: “Tiene buen panorama, pegada y la madurez justa para conducir a cualquier equipo”.
Es un chico de Villa Soldati que un día soño ser abogado, pero a quien la vida se encargo de ponerle la redonda entre sus pies. Dando pequeños pasos se convirtió en un gigante que hoy representa el corazón, la alegría y la esperanza Azulgrana. Para nosotros sos el motor de nuestro fútbol, sos las ganas de ir cada fin de semana a la cancha y el único que nos saca una sonrisa al verte gambetear. Domingo a domingo y desde hace 12 años reventas nuestras gargantas y nuestras palmas al ovacionarte y aplaudirte. Simplemente no cabe un gracias en estas líneas porque no alcanzaría para demostrar lo que sentimos por todo lo que nos diste y nos das día a día. Fuiste, sos y serás nuestro gran Pipi, nuestro gran Nº10, pero sobre todo nuestro gran ídolo azulgrana.
Marianela Colipe
